Tipos de suelos en la reforma de tu casa (Parte II)

///Tipos de suelos en la reforma de tu casa (Parte II)

Como vimos anteriormente en el artículo Tipos de suelos en la reforma de tu casa (Parte I), existe una amplia gama de materiales para utilizar en el suelo de nuestra vivienda y es muy importante valorar los pros y contras de cada una de las opciones antes de decidirnos por alguna de ellas.

Si te perdiste los contenidos sobre piedras naturales, baldosas y microcemento, no dejes de leerlo.

Hoy vamos a completar esta materia con los siguientes acabados:

  1. Madera natural. Parquet y tarima maciza
  2. Tarima flotante laminada
  3. Suelo vinílico
  4. Suelo de hormigón
  5. Moqueta

4. Madera natural. Parquet y tarima maciza

La madera es un material cálido y es una de las opciones preferidas de muchas personas, aunque como veremos, cuando se habla de precios y del tiempo de instalación, suele generar muchas reticencias.

Se puede colocar de varias maneras: como parquet o como tarima maciza.

El parquet está compuesto por tablillas de madera natural de aproximadamente 1 cm de espesor. El ancho de las tablillas es variable, pero el largo no suele superar los 45 cm. Para instalarlo, primero hay que retirar el pavimento anterior que haya en la vivienda. Después, se pega al suelo, se acuchilla para que quede nivelado y se barniza (en brillo o mate).

Fotografía: diferentes diseños de colocación del parquet

En cambio, la tarima maciza o tarima tradicional, está compuesta por tablas de madera natural maciza más anchas y más largas (de largo de hasta 220 cm y ancho de hasta 25 cm y con un grosor desde 150 mm hasta 220 mm). Su instalación también es diferente, ya que las tablas se colocan sobre unas guías de madera llamadas rastreles, pegadas a la solera mediante cemento o adhesivos. Sobre el rastrel, se clava la tarima, aunque también es común, a medida que las colas y adhesivos mejoran, encontrarse este material pegado o anclado por sistema de click.

En ambas opciones, para mantener este suelo en buen estado, requiere cierto mantenimiento, en especial si está en lugares de mucho tránsito. Cuando se desgasta por el paso de los años, permite ser acuchillado y barnizado y queda como nuevo.

En principio este material no se recomienda para zonas húmedas (el baño o la cocina), ya que es sensible al contacto con el agua. No obstante, la tecnología permite aplicar un tratamiento anti humedad y así poder utilizarlo en estos espacios. Su precio puede ser elevado, pero si es de calidad y se cuida bien, durará mucho tiempo, por lo que puede ser una buena inversión.

En muchos pisos antiguos de Madrid, cuando se acomete una reforma, recomendamos conservar este tipo de suelo por su alta calidad y su valor estético, especialmente en los casos de tarimas macizas de pino melis. Una vez restaurado, el resultado es espectacular y aporta mucho encanto y personalidad a la vivienda.

5. Tarima flotante laminada

Una tendencia que ha cobrado mucha importancia en los últimos años es la de las tarimas flotantes, o también llamados suelos laminados sintéticos, debido a su precio económico, su rapidez de montaje y la amplia variedad de diseños.

Están compuestas por varias capas fabricadas con derivados de la madera y unidas entre sí por resinas de gran consistencia. Esta peculiaridad aumenta su resistencia frente a la humedad, los impactos o los arañazos. Lo habitual es que tengan una base compuesta por un tablero de fibras de alta densidad (machihembrado), una capa decorativa de melamina que imita el dibujo y la textura de la madera y una película transparente que protege el conjunto.

Para instalarlo primero hay que nivelar el suelo perfectamente (puede ser sobre el forjado o sobre un suelo antiguo). A continuación, se coloca una lámina de foam de 2mm y por último, se van colocando las piezas con el sistema clic, en el que las lamas van encajando entre sí por presión.

Resiste cambios de temperatura, presión y otros agentes externos como la luz ultravioleta y formación de moho. Existe una gama especial de tarimas flotantes que presentan la tecnología Hydroseal que evita la penetración del agua en las ranuras del suelo siendo totalmente aptas para su uso en cocinas y baños. El material es mucho más económico y la instalación es más sencilla que la madera natural, aunque es menos duradero.

Prácticamente no necesita mantenimiento pero el inconveniente es que si se daña o desgasta en alguna zona de la casa, no admite acuchillado a diferencia de la madera natural. En ese caso hay que reemplazar las piezas dañadas y eso implica desmontar el suelo de toda la habitación. Por ello, es muy recomendable cuando se instala, disponer de varias cajas de repuesto, no vaya a ser que en el momento que lo necesitemos ya no se venda ese modelo en el mercado.

6. Suelo vinílico

Los suelos vinílicos constan de cinco capas diferentes. Seguramente, lo más destacado de este tipo de pavimentos sea su capa superior, que posee un innovador revestimiento de poliuretano que la hace muy sólida frente a golpes y arañazos, más incluso que el suelo de tarima laminada. A ello se añaden diversas tecnologías que lo convierten en un suelo resistente frente a la humedad, las machas y la suciedad. Además, su gran variedad de diseños en piedra, madera y cerámica se adapta a cualquier espacio interior.

Cualquier suelo de vinilo es 100% hidrófugo y, por ello, apto para entornos donde el agua está muy presente, como el baño o la cocina. Los niveles normales de humedad no son un problema para el vinilo.

Debido a su alta resistencia y durabilidad, son ampliamente usados en los locales comerciales por la alta afluencia de público.

No obstante, en cuanto a confort y calidez, no es uno de sus puntos fuertes y los suelos laminados superan a los suelos vinílicos en este aspecto.

En cuanto a su instalación, se pueden colocar sobre cualquier superficie y es tan sencillo que no requiere de instaladores profesionales, por lo que también se puede ahorrar en este sentido.

7. Suelo de hormigón

El hormigón es un revestimiento compuesto de granulado, arena y cemento, mezcla a la que se le puede añadir cualquier pigmento para dar color al suelo. Se trata de un mortero que se adhiere a diferentes soportes: madera, cemento, baldosas… Pero que sin embargo, para lograr un resultado óptimo, dichos soportes deben ser totalmente lisos sin agujeros, separaciones ni fisuras. De hecho, es importante saber que el tipo de soporte determinará la técnica de aplicación del hormigón.

Entre sus ventajas se encuentra que es un material resistente, fácil de mantener, da una sensación de mayor amplitud y ofrece un estilo industrial a tu vivienda.

Se trata de un material verdaderamente sólido, inalterable al calor y a la humedad, incombustible y prácticamente indestructible. Además, es apto para instalar calefacción radiante.

Sin embargo su instalación es compleja si queremos tener un buen resultado. Primero se vierte una capa de hormigón, que debe endurecerse a un ritmo regular. La temperatura ambiente de la habitación debe ser estable y no rozar los 0°. El hormigón se solidifica bastante rápido pero a veces hay que esperar hasta un mes para que la instalación sea perfecta. Cuando el suelo ya está seco, puedes pulirlo o lijarlo para acabar con los granulados como el granito y dar a la superficie un aspecto cristalizado. Pero también puedes optar por diferentes acabados, como el hormigón barnizado, el hormigón planchado o el hormigón encerado.

Estos suelos son muy fáciles de mantener, sólo necesitan agua y jabón. Sin embargo, si tu suelo no se ha tratado contra la porosidad, es muy recomendable impermeabilizarlo y encerarlo con regularidad.

8. Moqueta

Un suelo de moqueta es una solución decorativa que aporta sensación de ambiente cálido. Al igual que las alfombras, las moquetas ofrecen una pisada más cómoda que andar directamente sobre el suelo. La esponjosidad, suavidad y flexibilidad de algunos tejidos permiten que se amortigüe el peso del cuerpo cuando se anda por encima de ellas y también que se amortigüen las caídas.

Aíslan acústica y térmicamente la vivienda ya que ayudan a mantener el calor, con el consiguiente ahorro en calefacción que supone. 

Además, bloquean el polvo: las fibras de pelo de las moquetas lo retienen y no lo sueltan hasta que no se aspira. Por ello, reduce la existencia de partículas de polvo en el aire un 50%.

Existen diferentes tipos de moquetas en función de la textura que tienen en la superficie: bucle, pelo cortado y punzonado.

Por otro lado, las moquetas pueden estar realizadas a partir de fibras naturales, vegetales o sintéticas. Las diferencias entre unas y otras radican en la durabilidad y la resistencia a las manchas.

Pero no todo son ventajas en este tipo de suelo. Su principal inconveniente es la limpieza. Las moquetas deben limpiarse regularmente y mayoritariamente en seco. En general, para ello, la mejor opción es aspirarlas y para una limpieza a fondo se recomienda emplear un champú específico con espuma seca.

Si cae sobre la moqueta una mancha, hay que limpiarla inmediatamente, con productos neutros, para que no dé tiempo a que la suciedad se impregne en el material y quede un surco manchado.

 

A la hora de instalar cualquiera de estos tipos de suelos hay que ser muy cuidadoso. Cualquier error en su manipulación puede eliminar su garantía y dañarlo. Por ese motivo, es mejor contratar a una empresa de reformas para conseguir un resultado profesional. En Espaciodoble contamos con un departamento de Arquitectura y reformas. Diseñamos ambientes atractivos y funcionales y llevamos a cabo todas las gestiones necesarias para su ejecución hasta el final de la obra.

¡Esperamos haberte facilitado el proceso de decisión a la hora de elegir el suelo más adecuado para tu casa!


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Por | 2019-01-17T15:08:44+00:00 enero 16th, 2019|Arquitectura, Reformas y proyectos|0 Comments

Artículo escrito por

Arquitecta, Máster en Business Administration y Consultora inmobiliaria.

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